05 septiembre 2013

El miedo...

... es como un ladrón que te asalta a mitad de la noche...

Terminaba sus vacaciones con la pequeña intranquilidad que siempre le asaltaba por esos días. Y fue en ese momento de debilidad cuando apareció el miedo.
Un miedo oscuro y antiguo que se pegaba a su piel rodeándole con un vestido frío y rígido que le aprisionaba ahogando su respiración.

Foto de Internet
Era el miedo al paso implacable del tiempo, a no estar rodeado el siguiente verano de las personas que amaba, a que cambiara el paisaje, a perder lo que tenía, a comprobar que no se había convertido en la persona que siempre había deseado ser.

Y ahí seguía el miedo...

Pensó en los proyectos fallidos, buscó en su corazón el momento en el que había perdido la ilusión, cuándo se había olvidado de sentarse a mirar las estrellas en una noche luminosa, de expresar con palabras los sentimientos que, aunque seguían existiendo, se durmieron en un lugar de su mente, donde quedó ese hombre que él forjó en su interior como un proyecto de superación.

Se sentó con la cabeza entre las manos y dejó que le envolviera la sensación ominosa de entregarse al miedo...

... y cuando cada poro de su piel reconoció la sensación amarga y viscosa, su boca se abrió en un grito silencioso, un no surgió desde el fondo de su alma... y con una sensación de redención, se dijo así mismo...

... no, no se dejaría arrastrar por ese miedo oscuro y antiguo... aún tenía tiempo.




4 comentarios:

  1. Me apropio de esta divagación para mí . No hay comentarios. Me alegro. La disfruto con egoísmo y soledad. No hace falta añadir más para sentirnos, hombres o mujeres, con un tiempo largo ya vivido, hermanados con este hombre.
    NO, aún , si queremos, tenemos tiempo.

    Un beso

    ResponderEliminar
  2. Si así lo sientes, Camy, entonces esta entrada es para ti.
    Creo que mi divagación, como dices, hermana a todas esas personas optimistas que, con años ya vividos, piensan que aún tienen tiempo para cumplir sus sueños.

    Un beso grande...

    ResponderEliminar
  3. Todos en algún momento nos hemos sentido así. Algunos con miedo a perder lo que tienen, otros con miedo a mantenerse en la rutina, pero lo bueno es tener la capacidad de reaccionar y de luchar por lo que se desea. Los sueños no tienen edad, la esperanza tampoco. Un beso!!

    ResponderEliminar
  4. Ninguno, ni los sueños, ni la esperanza tienen edad por eso hay que cuidarlos porque siempre son nuevos y ayudan a combatir el miedo que, algunas veces, no podemos controlar.
    Mil besos, querida Libe...

    ResponderEliminar