27 octubre 2013

El sombrero...

... y sobre él...

Sí, tengo que escribir un relato sobre el sombrero, pero...

¿Qué puedo decir sobre el sombrero...?

Quizá...

 Recuerdo a Edu con su sombrero de piel y su chupa negra paseando por Baker Street en un día inusualmente luminoso de Londres. Era el día del orgullo gay y la calle hervía de color, música y movimiento. Desde las carrozas nos lanzaban flores y a él algún piropo que quedaba prendido en su sombrero cuando lo separaba de su cabeza y lo agitaba en el aire. Se le veía feliz como nunca lo había sido.

Y también a mi abuelo, con un Borsalino marrón sobre sus cabellos blancos, blanquísimos. Se lo inclinaba hacia adelante con un ademán misterioso y por debajo brillaban unos ojos azules con un toque de travesura. Un aire interesante y coqueto que se diluía en la mirada de ternura que nos dedicaba.

sombreros2Y mi padre, en la montaña, con aquel sombrero de fieltro duro de pastor saboyardo, ancho de alas, que le hacía parecer un habitantes de las cumbres. Se lo quitaba para saludar a los excursionistas ocasionales con los que nos cruzábamos en los veranos de nuestra infancia.

Y recuerdo, sí, recuerdo a aquella anciana sentada en Hyde Park, en un banco rodeado de enredaderas y rosas silvestres en una primavera húmeda, mientras las fuentes repiqueteaban con un sonido de cristal. Sujetaba con firmeza su sombrero gris de hongo al tiempo que leía un libro de Adele Parks y sonreía con complicidad. Una ráfaga de aire lo arrancó de su cabeza. Ella se levantó con un movimiento ágil y corrió tras él. Cuando lo recuperó lo acarició con lo que a mi me pareció, un gesto de ternura. Cómo quien acaricia a un amigo.

... son recuerdos, pero... ¿qué puedo decir de los sombreros...?

4 comentarios:

  1. Creo que has dicho mucho de los sombreros... Recuerdos entrañables, que nunca se olvidan... Yo recuerdo el sombrero de mi tío, y una que me compró cuando yo tenía siete años, para llevarme a los toros... Aquel sombrero es inolvidable... Hermosa entrada, María. Un beso.

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  2. Cada prenda nos trae recuerdos. Pero los sombreros es algo especial, quizá porque nos lleva a épocas ¡tan diferentes a la nuestra!

    Besitos de domingo, Julie.

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  3. Una vez me enamoré de un sombrero color Camel... http://desafectos.wordpress.com/2012/11/16/thais/

    Un beso.

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    Respuestas
    1. ¿Sabes, Alberto? Yo una vez también me enamoré de uno de color negro... me lo compré, pero,,, nuestro amor fue imposible.
      No sé si es porque no me favorece el negro o porque me dio apuro ponérmelo.

      Un abrazo de lunes otoñal, pero no...

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