14 agosto 2013

Me desperté...

... cuando la brisa empezaba a afilar las hojas de las palmeras.

Soñaba, pero mi sueño se disipó con aquel sonido que acariciaba mi memoria. Me levanté silenciosa y fui a la terraza. El sol de la mañana dormía en las tumbonas. Hacia calor. El verano reivindicaba su condición.
El libro abandonado la noche anterior, me provocaba desde la mesa cercana. No me resistí y lo abrí por la página abandonada.

Leo un fragmento de La amistad desnuda de Carlo Frabetti...  

"El amor, más impúdico que sincero, se desnuda fácilmente, pero casi nunca se quita la deslumbrante máscara que le impide ver y ser visto con claridad.

La amistad, realista y pudorosa, se quita la máscara con más facilidad que la ropa.


Foto de Internet
La dicotomía amor-amistad es la expresión última, nuclear, de una infeliz cultura dualista que separa las ciencias de las artes, la reflexión del mito. Y el camino de su superación pasa por reunir las letras y los números, por reflexionar sobre el mito, por no someter el amor a más reglas que las de la amistad. Porque, como reza la sentencia... no hay más certeza que la de la duda, ni más amor que la amistad desnuda" 


La música de las palmeras, el canto de los agapornis que tantas veces escuchamos juntos, el silencio que me cubre como un manto, la soledad que a la vez te gustaba y detestabas... ¿eran esas sensaciones las que han traído tu recuerdo hasta mí?

Esa no era la pregunta porque sabía que..

Era la certeza que acompaña la duda, de que hicimos de nuestra amistad una historia de amor desprovista de máscaras, de subterfugios, de manipulaciones y de trampas. La convertimos en un refugio en el que ser nosotros mismos era un aprendizaje para llegar a la comunión total. 
Convertimos la amistad en una huella profunda y definitiva que se grabó en el largo camino que recorrimos juntos.
Y para siempre te quedaste conmigo, incluso en tu ausencia que, igual que las agujas de un reloj, marca cada segundo de mi vida.

Oigo el chirrido de la verja al abrirse y me asomo. El cartero, un muchacho joven y atlético, me sonríe desde el camino que conduce a los buzones. 
Agito la mano en un saludo.
Es verano, siento la vida renacer de nuevo en aquella sonrisa confiada y decido zambullirme en ella con el gozo de saberme viva.


6 comentarios:

  1. Qué alegría volver a leerte... Me quedo con el final, ese mar de sonrisa que es el Amor de la auténtica Amistad, o la Amistad del auténtico Amor... Un abrazo.

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  2. Contenta de verte por aquí, Julie, en este tiempo de verano. Me pudo la ausencia de las palabras y entré a compartir.
    Un beso grande y felices días largos y de calor...

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  3. Palabras para reflexionar las de Frabetti. Amor y amistad, complemento y divergencia. El amor es egoista acaparador, la amistad suele serlo menos, de ahí ese vestido tan distinto que cubre a ambos sentimientos y que difícilmente se puede cambiar, dado que vienen del hecho mismo de ser humanos. Como tú, tengo amistades llenas de inmenso amor, que perduran en el tiempo y que sé morirán sólo conmigo. Gracias niña por hacernos pensar y disfrutar. Muxus!!

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  4. Querida Libe, cuando la amistad es sincera caen todas las máscaras y ser nosotros mismos es tan fácil cómo respirar. En el amor deseando ser quizá mejores de lo que somos, dejamos de ser nosotros mismos. Como tu, tengo amigos que aún conociendo mis defectos, me siguen queriendo y sé que ahí estarán para siempre compartiendo mi vida. Mil besos de verano, mi niña...

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  5. Me encanta tu reflexión, que me hace reflexionar a mí.
    Si el amor nació de una sólida amistad, podrá terminar el amor, incluso separarse los enamorados, pero quedará el poso profundo de la amistad.

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  6. Es una reflexión que me hago a menudo.
    Si fuéramos capaces de conseguir una relación de amor-amistad, creo que duraría largo tiempo, pero también creo que es bastante difícil conseguirlo.
    Hacemos una dicotomía de esos dos tipos de relación y al fin quizá sea tan solo una.
    Besetes, Chelo...

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