Ella y la vida.
Liberada de ese surrealismo cotidiano que aunque, algunas veces, le fascina, otras le supera.
Recién salida de una burbuja protectora, en la que no existe nada más que unos momentos de plenitud...
... le aturden los ruidos, las voces, la respiración de la gran ciudad.
Foto de Díaz Maroto |
Que esos días de perfecta inocencia se tatúen en su piel.
Cuando la vi por primera vez, mientras sostenía aquella copa de cava durante la presentación de un libro, hubo una cosa que me llamó la atención de ella...
ResponderEliminarEn un primer momento no le di importancia pero a medida que transcurría la velada se hizo más evidente aquel diminuto tatuaje que se dejaba ver dependiendo del gesto de su cuerpo...
Llegué a no querer mirar hacia otro lado, aún conservo en mi retina aquel detalle que dibujaba su perfecta inocencia...
Seguro, Josep, que ella, al contrario que tú, aún no se ha dado cuenta de ese pequeño tatuaje que aparece y desaparece... por eso sigue intentado que se dibuje en su piel de forma indeleble.
ResponderEliminarBesines de jueves luminoso...
Ains... las dudas dudosas...!
ResponderEliminarSi, las dudas dudosas... será, no será, querré, no querré... un mareo total.
EliminarBesitos de viernes entre besitos y viernes...
Muy sugerente, muy bello.
ResponderEliminarEs tu mirada, Julie. Y la serenidad que te rodea.
ResponderEliminarAbrazos, amiga querida...