Sobre su cabeza la cúpula estrellada ardía en mil fuegos que iluminaban la inmensidad. Se sintió pequeña pese a saber que ella formaba parte de todo aquel universo.
Se preguntó si desde aquel mundo lejano, alguien en algún rincón y en aquel momento la contemplaba con la misma intensidad que ella escudriñaba la oscuridad desconocida.
Foto de Internet |
Sonrió...
Quizá, desde allí, atravesando kilómetros de silencio, su mirada se reflejaba en otra mirada...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarNo me cabe la menor duda. Ojos, igual de soñadores y expectantes que los nuestros nos contemplan desde el infinito, haciéndose la misma pregunta.
ResponderEliminarOjos iguales a los nuestros o no, pero que podrian tener nuestros mismos sueños, deseos y esperanzas. Que mirarian ese universo inmenso cuajado de estrellas intentando descubrir esos otros ojos donde reflejarse.
ResponderEliminarBonita reflexión.
ResponderEliminarYo quisiera pensar que recibo esa mirada...
ResponderEliminarUn besote
Sin lugar a duda que así es, era y será... Preciosa sugerencia.
ResponderEliminarYo, por si acaso, cuando miro al cielo sonrío... quizá algún día alguien me devuelva otra sonrisa...
ResponderEliminarBesetes, preciosa...