... cerrar los ojos, y lo oídos y hasta la boca para no dejar escapar ninguna opinión, pero...
Se niega a cerrar los ojos ante una realidad dura, triste, como la que viven, vivimos, en estos momentos. Es posible que sus palabras sean dulces, que su esperanza y optimismo estén presentes en todo lo que dice, en lo que escribe, en lo que sueña, en lo que piensa e incluso en lo que necesita. Pero sus ojos siguen abiertos y en algunos momentos esa realidad consigue abrir sus costuras y llegar a rozar el sabor salobre de las lágrimas.
Se niega a cerrar los oídos a tantas palabras que buscan un lugar donde descansar y que para devolverlas tiene que vaciar por completo su corazón. De tal forma que necesita de una fuente que le devuelva el equilibrio.
Foto de Jordi Gual |
Se niega a cerrar la boca con complacencia dando la razón a tantos desatinos, locuras, irreverencias y odios. Ya no callará aunque en ello le vaya la soledad y el rechazo.
Podría, podría, pero... no va a ser así.
Se hace tuya aquella frase que un día oí...
ResponderEliminar" Los Gritos del silencio "
No callar, es una muy buena opción.
Un beso de los de martes... ya sabes...
Esos gritos que son los que más se oyen ¿verdad, Josep?
ResponderEliminarCreo que no callar, como tú dices, es la mejor opción. No callaremos, pues.
Me quedo con ese beso de martes que... ya sé...
Y te dejo otro para ti.
María, invito a no callar pues existe el riesgo de quedarnos mudas. Tenemos la palabra y nos diferencia en mucho del resto de los habitantes de la tierra.
ResponderEliminarUn besito
Entonces, hablaremos, ya que eso es lo que nos hace diferentes.
ResponderEliminarUn beso, querida Camy...
Es imposible cerrar la boca incluso si nos lo grita la prudencia.
ResponderEliminarUn beso del día de sanqueremos.
Es que creo que algunas veces la prudencia... nos lleva a sentirnos insatisfechos con nosotros mismos.
ResponderEliminarBesines, mi Inma.