Las partículas de agua pulverizada vuelan por el aire y salpican sus piernas esbeltas y tostadas por el sol.
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La paz de la mañana, recién estrenada, la inunda y el aroma del café despierta sus sentidos aún adormecidos.
La brisa se desliza por su piel con un tacto de suspiro.
El sonido de las sombrillas al abrirse viaja en el aire y llega hasta ella.
La cacofonía, de la mañana que empieza, la empuja a escapar de aquel pequeño paraíso frente al mar.
Se levanta despacio y piensa...
Hoy es lunes... tengo toda la semana... y el mar.
Si cierro los ojos, puedo aspirar ese aroma a café humeante. Puedo respirar el aire salino que todo lo impregna. Si cierro los ojos, aún siento ese mar que hace más intenso el azul de tu mirada e ilumina tu sonrisa. Un mar que hemos disfrutado juntas en alguna ocasión.
ResponderEliminarUn mar inacabable, siempre igual, siempre distinto. Mirarlo siempre gratifica y reconforta.
ResponderEliminarUn beso
Durante el día el azul oscuro se confunde con el turquesa y por la noche la luna se contempla en plata sobre su reflejo.
ResponderEliminarEse mar que hemos contemplado juntas, Feli y que me trae tan buenos recuerdos.
Besitos
Siempre igual pero siempre tan diferente que contemplarlo me lleva a una paz infinita.
ResponderEliminarBesos, Camy.
Café y mar, dos elementos casi imprescindibles en mi vida. Cerca de aquí hay un lugar al que llamo "mi rincón de las piedras",una esquina, entre la costa y el puntal, lleno de cantos rodados de distintos tamaños que me ofrecen sonidos de percusión en los malos momentos. Acudo allí, cierro los ojos y escucho. El rumor del mar de fondo y el tamborileo de las rocas mecen mis angustias y las disuelven.
ResponderEliminarMuxus desde el Cantábrico.
También existe un lugar así, pero por este lado del mediterráneo. Una pequeña bahía con un agua entre verde y azul turquesa. Las olas golpean contra las rocas y por la noche se el vaivén de las olas. El mar es mi pasión. Siempre ahí, siempre inmenso.
ResponderEliminarBesitos desde esta orilla del mar, mi niña.
Mar con café, y con el tiempo para disfrutarlo, no puede haber nada, nada más hermoso... Besos.
ResponderEliminarAsí fueron aquellos días... café, amigos, paz, tranquilidad. El rumor del mar acunando el sueño y una luz que te atrapaba.
ResponderEliminarAlguna vez espero verte por allí...
Besines, Julie...