Ahora, ahora, ahora... es la palabra mágica que nos va a abrir las puertas a las sensaciones del presente.
Tantas preguntas en la cabeza o en el corazón.
Tantas dudas... ¿qué pasará después?
Si amo, si me entrego, si pongo mis sentimientos en la palestra, no sé que pasará.
Yo solo sé, que vivir es arriesgarse. Y que cuando lo que arriesgas es el corazón, ya sabes que juegas con el motor de tu vida.
No sé más.
Que mientras amas, vives. Que no puedes negarte a amar por miedo a que en ese después llegues a llorar cenizas.
El ahora está ahí, lo tienes cerca de tu mano. Se abre ante ti como una promesa.
Pero no una promesa de futuro, tan solo una promesa de presente.
No vuelvas la cabeza porque puedes convertirte en una estatua de sal. No la levantes demasiado, porque solo abarcarás la distancia. Mira tan solo hacia delante.
Y vive... Tan solo ese minuto que te enlaza con el siguiente. Sabes que está lleno de matices y que quizá moldee algo que se creará más allá de ese minuto, pero que es, en ese momento, sin ninguna traba, cuando disfrutarás plenamente tu presente.
Ahora...
El ahora, María, es lo único que tenemos, no podemos ni debemos desperdiciarlo. Genial tu texto.
ResponderEliminarCierto, Julie, dejar pasar el presente mirando el pasado o el futuro casi es un pecado. Un beso grande
EliminarCierto, Julie, dejar pasar el presente mirando el pasado o el futuro casi es un pecado. Un beso grande
EliminarMuy bueno, María, como todo lo que escribes. Sí, vivamos ese Carpe Diem, al máximo.
ResponderEliminarEs lo que llevamos practicando desde ya hace algún tiempo ¿no?
EliminarMil besos, amiga mía.