Foto de Internet |
el egoísmo medido y controlado,
unos ojos bajos mirando un ombligo a todas luces protagonista,
esa mano húmeda que se tiende directa mientras la otra, en la espalda, sostiene un puñal,
un aliento a mentira aromatizado con un punto de verdad,
las frases que hieren simulando que te acarician,
la injusticia patente que se esconde en una caja de cristal.
Ese es el cansancio eterno, pegajoso, triste y desmedido.
Abro la ventana... respiro, me quiero alejar.
O no,
Quiero soplar sobre ese cansancio y luego pensar que lo puedo vencer.
Preciosa manera de expresarlo, María
ResponderEliminarGracias, Feli, mi niña. Ahora sé que lo puedo vencer.
ResponderEliminarUn abrazote grande, grande...
Ese cansancio se puede vencer si has localizado las causas. No tienes más que alejarte, vestirte la coraza del despreceio y alejarte. Pero hay que tener los radares bien ajustados, porque muchas veces el cansancio se acumula y logramos adivinar porqué.
ResponderEliminarPreciosa entrada, Maria.Feliz fin de semana. Muxus!
Hola, Libe, he tardado tiempo, pero ya he descubierto las causas y de ahí "casi" he aprendido a vestir esa coraza que me aconsejas, pero hay veces que esa coraza aún tiene un punto débil y por ahí... se cuela ese cansancio.
ResponderEliminarHoy es lunes y todo empieza de nuevo, mucho más alegre.
Gracias por compartir conmigo.
Un beso grande, grande...