09 abril 2013

Toujour París...

Aterrizamos un día frío de primavera llevando una carga leve porque estaba hecha de ilusión. Recorrimos las calles sobres ruedas, fascinados por aquella ciudad que pese a un cielo gris incierto se cubría de un velo elegante y misterioso.
Cambiamos las ruedas por zapatos y caminamos por el boulevard mirando de reojo al cielo que sólo se rasgaba por el vuelo de las palomas.
La lluvia nos acompañó a través de bulevares, en nuestro ir entre castaños de indias que habían perdido sus hojas y se resistían a salir de nuevo.
Paseamos, nos mojamos en el pequeño paraíso de callejuelas de la Ile de la Cité.
La lluvia se fue despacito, como había venido, y nos dejó un cielo iluminado de estrellas y de miles de lámparas que colgaban de la Torre y que, frente a nosotros mientras cenábamos, se erguía majestuosa en toda su parafernalia de acero.
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Se cerró la noche y se abrió el día. Gauguin, Degas, Van Gogh, Renoir... Girasoles, bailarinas, mujeres exóticas, paisajes brillantes, miradas profundas, la vida. Cobijados en bellos museos disfrazados de estaciones,  para partir a un mundo hecho de belleza inalcanzable y de sueños.
A por ellos fuimos buscando la alegría de Pigalle, el blanco del Sacre Coeur.
El abrazo de Montmatre, con sus plazas diminutas, nos encontró en la noche y nos regaló sus bistrós risueños y algo oscuros y esa melodía de jazz que nos trae volando el recuerdo de Baker, Django Reinhardt o Miles Davis.
Su música nos arrulló en el sueño mientras el sol empujaba a la lluvia rompiendo el azul del cielo al amanecer.
Saint Germain de Pres, la Place des Vosgues, el Barrio Latino, les Halles, la placidez de los Jardines de Luxemburgo.
Acabamos, despeinados por el viento, entre el vértigo de la torre de Montparnasse y las crepes du Manoir Bretón.
Volvimos a elevar el vuelo.
Allí dejamos el cielo gris y azul, la riqueza y la pobreza, la luz y la oscuridad, la elegancia y la vulgaridad, todo iluminado por la luz de una ciudad que no te deja indiferente.
Al contrario...
Te llama y te reclama de nuevo como un amante al que no puedes olvidar.


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